Esta es la razón por la que a los perros no les gustan los abrazos
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Los expertos advierten de las terribles consecuencias de humanizar a las mascotas, como los perros. Aunque es completamente normal amar a los animales de compañía y considerarlos parte de la familia, es fundamental recordar que los perros son animales y tienen necesidades y comportamientos diferentes a los humanos. El ejemplo más claro son los abrazos: los perros los odian, pero hay quienes se los dan una y otra vez como gesto de cariño.
¿Por qué no les gustan los abrazos a los perros?
Aunque muchos canes han aprendido a tolerarlos, esto no significa que les gusten. El Doctor Stanley Coren, experto canino y profesor de psicología de la Universidad de Columbia Británica, Canadá, asegura que un simple abrazo puede generar un gran estrés en el animal, lo que afecta a su bienestar físico, psicológico y emocional.
Si nos fijamos bien, seguro que encontramos señales de estrés en su lenguaje corporal: ojos entrecerrados, orejas hacia abajo, hocico hacia arriba… La razón es que los abraces les hacen sentirse atrapados y dominados, así que es lógico que a los perros no les gusten lo más mínimo.
Además, los perros se comunican a través del olor y del lenguaje corporal. Un abrazo puede interferir con su capacidad para ver el entorno y leer las señales faciales de las personas y otros perros, lo que puede causar incomodidad y ansiedad.
Y todavía hay más. La presión física de un abrazo pueden percibirla como amenazante, especialmente si no están acostumbrado a ese tipo de contacto. Los canes son sensibles a las sensaciones táctiles y pueden sentirse incómodos si se les aprieta demasiado se les sujeta de manera inapropiada.
Cabe señalar que cuando los perros son humanizados en exceso, pueden desarrollar problemas de comportamiento como ansiedad de separación, agresividad y destructividad. A esto hay que sumar que si les trata como a un humano, pueden estar confundidos sobre su posición en la familia, lo que puede agravar los problemas de comportamiento.
Además de los abrazos, hay otra cosas que tampoco les gustan a los perros, como jugar con su comida. Tampoco soportan que intentemos engañarles cuando les damos una galleta. Aunque no todo el mundo sabe, a los canes tampoco les gusta que les soplemos, sobre todo en las orejas y en la nariz. Es un gesto muy molesto para ellos.
En definitiva, debemos entender que los perros tienen sus propias necesidades y características y debemos respetarlas.
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